Anoche había un fantasma.
Un cadáver caminaba por mi casa.
Lo escuché respirar.
Yo sabía quién era.
«Tiene que morir»,
gruñí mientras me salía espuma de la boca.
Mi estertóreo
y convulso
... yo
se asfixia.
Huye de prisa
porque mis dedos largos
te alcanzarán
y con mi índice
y pulgar
¡Aplastaré tu cabeza!
No hay comentarios:
Publicar un comentario