Me gusta el sacrificio.
Por eso la obsesión con los aztecas, por eso el jucio final con la última muela que me queda, por eso el dolor, la carrera, el reloj de arena desgranándose quemando mi corazón como si fuera cera.
¿Por qué el mundo no reconoce mi talento y me saca de pobre?
¿Por qué no fui hija de Slim?
Podría estar ahora vomitando en Tailandia y no viviendo esta vida, de pájaros, castaños y flautas.