Comenzaré a leer y trataré de encubrir la vibración temblorosa de mi voz. Mi rostro se verá rojizo y yo tendré algo de miedo.
Será entonces que me lanzaré al agua, en el clavado más refrescante de mi vida. Nadaré por la ruta peligrosa, flotaré. Los caballeros del Sol vendrán a mi encuentro y sostendrán mi honor con sus escudos de plata y turquesas.
Algo del sin sentido de estos años adquirirá, entonces, sentido.