miércoles, 16 de febrero de 2011
Kali Yuga
Yo me enamoré de ella...
sin que nadie me dijera. Sin que estuviera a la moda, sabiendo que la llamaban fea.
Me enamoré de su sordidez a las tres de la mañana, de su oro granizado a las siete de la tarde, cuando Dios se asomaba a ver su escote.
Hoy ardes en llamas, bonita, mía, hermosa, bellísima. Hoy mi Cariño, te abren de cuajo y te sacan las tripas. Y yo... yo soy nadie, yo soy nada.
Yo persigo atl y tenochca para descubrir de qué forma puedo servirte. Tal vez aprenda a lavarte el cabello o a coserte calzones. Tal vez...
Estamos en la parte más cruenta de la rueda, tú y yo, cada quien en su guerra.
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Paloma, ¡qué alegría conocer tu hermoso blog!
ResponderEliminarEs un gusto leerte. ¡Escribes muy bien!
Te echo de menos.
Un beso.