Llegó un comando armado largo
a disparar la ráfaga que exhibió,
como un carnoso prolapse,
la inercia de nuestra generación.
Tierra abrasada en sangre,
Diego de Montemayor.
Entre Padre Mier y Morelos,
este domingo algo se consumió.
Hacías fila para inhalar dolor.
Comías para sudar,
al ritmo del psycho la ausencia de Dios.
Hijos de la Chingada, hermanos de leche, the show must not go on!
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